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Sánchez busca impulso político en la gestión de otra crisis global

Pedro Sánchez, a su llegada a la comparecencia de esta semana en la Moncloa.

José Enrique Monrosi

4 de abril de 2025 22:26 h

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El mundo asiste a la zozobra previa de las grandes crisis y la imagen en España recuerda a tiempos no muy lejanos. Las empresas del IBEX, sin excepción, se tiñen del color rojo de las pérdidas en medio de un descalabro generalizado de las bolsas mundiales. Y Pedro Sánchez se pone al frente de un gabinete de urgencia en la Moncloa para encarar un desafío global de consecuencias impredecibles. Ocurrió en la pandemia, a la que el presidente evocó en su comparecencia de esta semana. Y vuelve a ocurrir ahora, cuando sienta otra vez a la mesa a sindicatos y a patronal en busca de salidas consensuadas al “shock arancelario” trumpista que se cierne sobre la economía del globo.

Sánchez encomendó al ministro Carlos Cuerpo una ronda de contactos con todos los partidos con representación parlamentaria (a excepción de Vox), en una apelación directa a la unidad de acción como respuesta a la “agresión unilateral” del presidente americano. Una reacción inmediata al paso dado por Estados Unidos que permite a Sánchez acaparar toda la iniciativa en un momento crítico de la legislatura. Ese impulso político ha provocado incluso una situación prácticamente inédita: que el PP, entre la espada de los pactos autonómicos con Vox y la pared de tener que rechazar frontalmente la declaración de guerra de Donald Trump a la economía europea, llegue a decir que respalda los pasos dados por el Gobierno.

“Es un acierto convocar a los agentes sociales y a los sectores productivos”, dijo Alberto Núñez Feijóo sobre los pasos dados por Pedro Sánchez, al que pidió hacer lo mismo con las comunidades autónomas sin perder de foco en ningún momento su condena explícita al movimiento de Trump. “Es un ataque a nuestra agricultura, a nuestra industria, a nuestra gente. Nadie que diga ser patriota puede respaldar esta decisión, ni tampoco minimizarla”, proclamó en alusión a Vox, su principal socio autonómico, y en línea con las tesis de la Moncloa.

En privado, en el Gobierno califican de “razonable” la postura de su contrincante y su posicionamiento desde la misma noche del anuncio de Donald Trump. Aunque en público prefieren meter el dedo en la contradicción que supone ese posicionamiento con la alianza estratégica con la extrema derecha trumpista. “Es un momento muy importante, una oportunidad extraordinaria para que el señor Feijóo, que abrió la puerta a la ultraderecha, viendo lo que está pasando, cierre esa puerta”, dijo el ministro Óscar López este viernes.

Lo que parece claro es que Sánchez, que emprenderá la semana que viene un viaje estratégico a China y Vietnam en plena búsqueda de socios comerciales alternativos a EEUU, juega esta partida económica de respuesta a Donald Trump con mejores cartas que las que tiene en el debate sobre el rearme europeo, mucho más embarazoso en lo político para el presidente. Primero, porque para la carrera armamentística que demandan la UE y la OTAN, no solo no cuenta con un apoyo parlamentario generalizado, sino que tiene el rechazo explícito de partidos que incluso forman parte de su Gobierno.

Además, en el Ejecutivo están convencidos de que la gestión de la pandemia sentó un paradigma indeleble con la puesta de todos los recursos públicos del Estado a disposición de los intereses del país y para el rescate del tejido productivo y de los puestos de trabajo. Un esquema de trabajo idéntico al que ahora se quiere poner en marcha y que en la Moncloa piensan que aglutina un apoyo casi unánime de la opinión pública.

“Está claro que la ciudadanía valoró y avaló que, a diferencia de otras crisis gestionadas por la derecha, lo público se pusiera al servicio de la gente durante la gestión de la pandemia, en la que salvamos miles de empresas y millones de puestos de trabajo. Los resultados están ahí: fue un éxito. Y ahora es exactamente lo mismo y es muy fácil de entender: si una amenaza externa pone en peligro la economía, el Gobierno está y estará ahí para protegerla”, explican desde el Ejecutivo.

“El Gobierno está presente. Asume su responsabilidad y usa todos los recursos del Estado para proteger y ayudar a la gente. Lo hicimos durante la pandemia. Lo hicimos durante la espiral inflacionaria. Lo hicimos durante la DANA. Y lo volveremos a hacer ahora”, subrayó el presidente durante su comparecencia de este jueves.

A excepción de la ultraderecha, atrapada en toda Europa y también en España entre sus proclamas patriotas y su devoción por Donald Trump, el planteamiento del Gobierno es el planteamiento transversal de la inmensa mayoría de fuerzas políticas, agentes sociales y opinión pública. La implicación de los empresarios en las mesas de negociación que ha puesto en marcha la Moncloa, además, allana el terreno para que el PP de Feijóo no se desmarque esta vez de los planes del Ejecutivo en su respuesta a los aranceles.

Por todo ello, la idea del Ejecutivo es mantener su calculado perfil bajo en lo referente al gasto en Defensa o al envío de tropas a Ucrania que alimentan otros países de la UE para volcarse de manera estratégica en la respuesta a la crisis comercial, un terreno en el que el equipo del presidente saca pecho además del balance de gestión acumulado en las sucesivas crisis de la COVID, primero, o de la invasión rusa de Ucrania, después.

Los planes pasan ahora por aprobar ya la semana próxima en Consejo de Ministros un primer decreto que impulsará el denominado Plan de Respuesta y Relanzamiento Comercial y que incluirá 8.000 de los 14.000 millones de euros anunciados en ayudas a los sectores afectados. En este caso se tratará de una línea de créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) de 5.000 millones para “el mantenimiento de la actividad productiva y el empleo por parte de empresas afectadas por aranceles”. Otra de 1.000 millones “para financiar la inversión de empresas”. Y otros 2.000 millones de la Agencia Española de Crédito a la Exportación (CESCE) en seguros a la exportación. El miércoles, además, con Sánchez en Vietnam y China, comparecerá el ministro de Economía en el Congreso tras su ronda de reuniones con los grupos parlamentarios.

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